Control Biológico

Una de las razones más importantes para restaurar y/o mantener la biodiversidad en la agricultura, es que presta una gran variedad de servicios ecológicos. Dentro de estos servicios se encuentra la regulación de la abundancia de organismos indeseables dentro del sistema a través de la depredación, el parasitismo y la competencia. En este sentido, el control biológico puede ser considerado una estrategia válida para restaurar la biodiversidad funcional dentro de los agroecosistemas.

El control biológico se dio en el panorama mundial durante el siglo XIX, cuando el científico Charles Valentine Riley introdujo un escarabajo y una mosca parasitoide de Australia en California para controlar la plaga de Icerya purchasi que estaba afectando el cultivo de cítrico en dicho estado. Sin embargo, el control biológico tiene raíces más antiguas, conociéndose tratados chinos del siglo IV que muestran estrategias de control biológico para cultivos de mandarinas. El empleo del control biológico busca de manera esencial restablecer el equilibrio ecológico, el cual se puede ver perturbado por las actividades humanas en el agroecosistema. Esto se logra mediante la utilización de organismos vivos o sus metabolítos, para eliminar o reducir los daños causados por organismos perjudiciales.

En la mayoría de los grupos de insectos se encuentran especies entomófagas, que se alimentan de otros insectos como depredadores o como parásitos. Debido a las ventajas que estas especies entomófagas presentan para el agroecosistema, no es de extrañarse que la evolución natural de los sistemas de producción agraria ha derivado en los últimos años hacia métodos de control de plagas y enfermedades que se enfocan en el uso de estos organismos como agentes de control de poblaciones de insectos nocivos. Este tipo de estrategias se han perfilado como alternativas más racionales e integradas con el ambiente, basándose en los preceptos de desarrollo sostenible y conservación de la biodiversidad.

Como ya es sabido la utilización de pesticidas químicos en el control de plagas tiene una serie de efectos adversos como lo es el rechazo por parte de las los insectos diana después de un tiempo Asimismo, sus altos niveles de  toxicidad contaminan el ambiente mediante acumulación y su capacidad de causar la muerte de otras especies de insectos y animales los hace un riesgo para la salud ambiental. Contrario a esto, las estrategias basadas en control biológico con microorganismos, poseen las ventajas de alta especificidad (no afectan a otras especies), relativo bajo costo y bajo impacto ambiental, y son apoyados con varios trabajos científicos que han demostrado la factibilidad de utilizar microorganismos y otros entomopatógenos para el control biológico.

Control biológico y las zompopas

Una colonia madura de Atta sp., comúnmente llamado zompopero, puede contener más de 5 millones de hormigas y consumir un cuarto de tonelada (peso seco) de material vegetal por año, ocupando un área total superior a 20 metros cúbicos. Existe una tendencia evolutiva en los insectos herbívoros hacia la especialización en un pequeño número de especies vegetales de unas pocas familias, sin embargo las zompopas y su hongo simbionte actúan en conjunto como un herbívoro generalista, siendo capaces de alimentarse de una gran cantidad de especies y familias de plantas diferentes. Esto se debe a las habilidades  combinadas de ambos organismos, pues las hormigas superan las barreras anti-fúngicas de las plantas mientras que el hongo neutraliza las toxinas contra insectos producidas por las plantas.  Por esta razón, las zompopas causan pérdidas de millones de dólares anuales a la industria agrícola de Latinoamérica.

La estrategia más comúnmente empleada para controlar zompopas es el tratamiento con insecticidas granulados como sulfuramida (Mirex-S®) y diflubenzuron (Formilin®). Sin  embargo, estos compuestos presentan múltiples desventajas, como rechazo por parte de las hormigas y recuperación de la colonia semanas después de la aplicación. Estas características funcionan como justificación para métodos de control biológico recientemente propuesto, cuya implementación tenga resultados más duraderos que los de los tratamientos químicos.

Una de ellas se basa en el microhongo Escovopsis (Hypocreales: Ascomycota), el cual es un parásito especializado que consume directamente al hongo cultivado por las hormigas. Debido a la dependencia de las hormigas al hongo, el resultado de esto es una reducción dramática en la supervivencia y reproducción de la colonia. Escovopsis es bastante virulento y altamente específico de zompopas, pues no se ha aislado de ningún otro ambiente natural. Esto refuerza el punto que la historia evolutiva de este patógeno, las hormigas, y el hongo asociado a estas en los jardines fúngicos de los hormigueros han estado entrelazados desde hace millones de años. Las implicaciones son que se tiene un agente de control específico, y que ha interactuado con la especie diana por mucho tiempo por lo que los riesgos de control desmesurado por parte de Escovopsis y posibles efectos desconocidos de impacto deletéreo para las hormigas y el hongo son reducidos.

La segunda estrategia se fundamenta en la aversión que manifiestan las zompopas hacia el material de desecho descartado por las colonias. Una colonia madura puede descartar hasta 200 Kg (peso seco) de material de desecho por año, el cual es colocado por la mayoría de especies en cámaras varios metros bajo tierra, o en algunos casos, como en la especie Atta colombica, presente en Costa Rica la Península de Osa, en conspicuos montículos de desecho externos. El método de control implementado basado en los materiales de desechos se basa en el implementado por los nativos de Sudamérica. En éste, el material se utiliza como repelente, ubicándolo alrededor de los árboles que desean proteger de las hormigas, las cuales evitan el material descartado. El porqué de esta aversión se estipula podría deberse a la presencia de microorganismos patógenos.

Estas son algunas muestras de los estudios en control biológico de zompopas. Sin embargo más esfuerzos de investigación se están llevando a cabo con el fin de poder implementar a Escovopsis además de identificar microorganismos entomopatógenos para en un futuro poder contar con un control biológico adecuado contra las hormigas zompopas.

Referencias

Daena: International Journal of Good Conscience. 1(1) : 82-89. Marzo 2006 – Septiembre 2006. ISSN 1870-557X.

www.daenajournal.org 82

Control biológico una forma sustentable de control de plagas (Biological control a sustainable way of pest control) Badii, M. H. y J. L. Abreu *