Simbiosis 

Las relaciones simbióticas entre organismos han sido un proceso evolutivo que es parte esencial de la vida misma. El ejemplo clásico es el de los líquenes, una simbiosis entre algas verdes y cianobacterias. Sin embargo, a medida que este campo se ha ido explorando se han realizado hallazgos interesantes que demuestran que este tipo de interacciones están presentes en casi todos los seres vivos de la biosfera. Aunque las relaciones simbióticas no se limitan a microorganismos, como el caso de la rémora y el tiburón, los microorganismos y sus interacciones con otros seres vivos tienen un gran impacto en temas como la salud y la agricultura, que son de pertinencia para los humanos. La importancia de conocer y entender estos fenómenos ha llevado a un gran auge en el estudio de las relaciones simbióticas que los microorganismos tienen que las demás especies del planeta.

Por definición, una relación simbiótica es la interacción conjunta que tienen dos organismos diferentes, siendo un proceso de asociación íntima, producto de una historia evolutiva entrelazada. Generalmente las asociaciones simbióticas se clasifican de acuerdo a los efectos de la interacción en los organismos involucrados. Estas consecuencias pueden ser donde uno de los organismos se ve beneficiado, causando daños al otro (parasitismo), o sencillamente aprovechándose de las condiciones sin tener un efecto negativo ni un beneficio sobre el otro (comensalismo). También está el caso en donde ambos organismos reciben un beneficio, estas relaciones se denominan mutualismo.

Mutualismo

El mutualismo es una interacción biológica entre individuos de diferentes especies, en donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica. Las acciones similares que ocurren entre miembros de la misma especie se llaman cooperación.

Los mutualismos pueden ser: 

- Temporales o facultativo (no imprescindible): ambas especies obtienen beneficios una de la otra, sin embargo pueden sobrevivir de manera separada.

- Permanentes u obligados (de dependencia): en este caso una de las partes (o ambas) es estrictamente dependiente de la otra. En este tipo de interacción, el organismo u organismos no pueden sobrevivir sin la presencia de su compañero simbionte.

 

Debido al enfoque que ha recibido el estudio de las relaciones simbioticas, el mutualismo no ha recibido tanta atención como otras interacciones (por ejemplo, parasitismo). Sin embargo, esta tendencia ha ido cambiando, y actualmente se sabe que el mutualismo es de gran importancia para la vida en la Tierra. El mutualismo es un fenómeno tan presente que desde los humanos hasta las bacterias se enlazan en redes mutualistas con otros organismos, recibiendo beneficios de estas asociaciones.

Entre los ejemplos del mutualismo cabe destacar el de las zompopas y el jardín fúngico. En esta interacción que se describe con mayor detalle en otras secciones, las hormigas cultivan el hongo, el cual es la fuente de su sustento. El proceso de cultivo del hongo implica que las hormigas lo alimentan con trozos de hojas que ellas colectan. Asimismo los insectos cuidan del hongo dándole mantenimiento preventivo que evita la proliferación de parásitos sobre el mismo. Este es un caso interesante que muestra como dos seres muy distintos han llegado a complementarse por medio de un proceso evolutivo conjunto.

 

Parasitismo

El parasitismo es una interacción biológica entre organismos de diferentes especies, en la que uno de los organismos (parásito) se beneficia de la relación estrecha que tiene con otro (el hospedero). Los parásitos se pueden clasificar de acuerdo a donde habitan con respecto al hospedero. Aquellos que viven en el interior que viven dentro del huésped se llaman endoparásitos, mientras que los viven fuera, reciben el nombre de ectoparásitos.

El parasitismo es un proceso por el cual una especie amplía su capacidad de supervivencia utilizando a otras especies para que cubran alguna de sus necesidades básicas y vitales. Esto no se refiere necesariamente a cuestiones nutricionales, y pueden cubrir funciones como ventajas para la reproducción o crianza de la descendencia de la especie parásita. Para mejor aclarar esto se pueden mostrar ejemplos, como es la sanguijuela, que se alimenta de la sangre del hospedero. En este caso se ejemplifica el parasitismo con beneficios nutricionales. Por otro lado el pájaro cucú realiza un tipo de parasitismo en donde desplaza los huevos de las otras aves del nido y coloca los suyos para que el pájaro hospedero los críe. En el caso de las hormigas zompopas, existe parasitismo por parte de un hongo Escovopsis, el cual destruye al hongo simbionte de las hormigas en los jardines fúngicas, para alimentarse.

Las especies explotadas normalmente no obtienen un beneficio por los servicios prestados al parásito. De hecho, en la mayoría de los casos se ven perjudicadas por esta interacción. Como resultado de la constante exposición a la interacción del parásito, el hospedero disminuye en su viabilidad, e inclusive puede llegar a morir. Los parásitos en muchos casos son organismos altamente especializados. Estos han dedicado su existencia a adaptarse al estilo de vida que los define y al huésped. En otras ocasiones la relación parasítica es de corta duración, y por lo tanto el nivel de especialización es menor. De igual manera la interacción parásito-hospedero lleva a procesos biológicos en donde el primero busca evadir las barreras desarrolladas por el huésped.

Referencias

De Bary, H.A. Die Erscheinung der Symbiose (Karl J. Trubner, Strasburg, 1879) citado en inglés en Relman, D.A. "Till death do us part": coming to terms with symbiotic relationships. Nature Reviews Microbiology 6, 721-724 (2008)